PINCELADAS DESDE EL AIRE

Los paisajes urbanos de Severiano Monge descubren originales vistas de monumentos y calles burgalesas captadas desde los ángulos más inauditos en ‘Poética enmarcada’. La muestra puede visitarse hasta el próximo sábado 13

Diario de Burgos - 08/12/2014

 

Entre un dron y su pincel las diferencias parecen abismales, pero se reducen a la mínima expresión cuando ambos muestran su resultado: vistas aéreas y perspectivas novedosas de lo que siempre ha estado ahí, a la vista de todos, pero solo al alcance de unos pocos. De los que se proponen ir un paso más allá de lo ordinario.

Severiano Monge no tiene un dron, pero sí se ha sumado a las nuevas tecnologías para dar un valor añadido a su obra. Con herramientas como Google Earth ha logrado ver, y plasmar, el patrimonio arquitectónico de la provincia como pocos lo han hecho.

Cortes parciales de vistas frontales de la Catedral de Burgos, fragmentos de la iglesia de Santa María o visiones retrospectivas del templo de San Nicolás, la calle de las boticas o la Bajada del Ángel, se cuelan en una muestra de cuadros que podrá visitarse hasta el próximo 13 de diciembre en el centro cultural Caja de Burgos.

Para realizar algunos de sus lienzos, incluso ha sobrevolado ciudades de la vieja Castilla. «Esa vista de Segovia la hice desde un globo», comenta, mientras recorre una exposición a la que ha titulado ‘Poética enmarcada’. El mismo nombre con el que bautizó a su primera exhibición.

Severiano Monge

Severiano Monge

Han pasado casi 15 años desde entonces. Tiempo en el que ha ido «caminando y aprendiendo». En esta ocasión, empujado por la falta de inversores que apuesten por el arte, ha optado por acuarelas y cuadros más manejables para facilitar su adquisición aunque los óleos siguen estando muy presentes en su obra.

«HAY QUE SORPRENDER»

Pero, sobre todo, se decanta por las vistas aéreas. «La idea es hacer cosas que no se vean habitualmente, como los planos picado». Se atreve también a dar «una vuelta de tuerca» al archireproducido templo burgalés. «La Catedral pide a gritos que la pintes, pero hay que innovar, dar pequeños giros para sorprender a la gente».

Propósito que ha logrado añadiendo un rojo intenso como fondo. «Estamos hartos de verla siempre igual», asevera, tras desvelar que el toque de color fue fruto de un excedente de pintura que «logró revivirlo. Pero podía haberlo destrozado», reconoce risueño.

Sin embargo, asegura que «antes era más valiente con los colores ácidos, agrios y violentos». Ahora se embarca en otras aventuras como los reflejos de río Bañuelos o recuerdos antiguos del monasterio de San Juan frente al que ha colocado un carro de la época. «Un visitante me dijo que siempre estaba allí la carreta de Bartolo», comenta entre risas.

Su evolución como pintor, le ha llevado a prestar especial atención a la figura humana sin pormenorizar en ella. «No me centro en la gente, pero ahora cualquier cuadro sin personas me hace daño». Del mismo modo, dice, lleva tiempo introduciendo caracteres alfanuméricos en sus composiciones como en el lienzo del casco histórico arandino. «Las letras representan las historias que hay detrás y las fechas momentos claves como el plano de 1503 o las Edades del Hombre de 2014».

Innovación gráfica que se alía con las nuevas tecnologías en busca de las nuevas perspectivas y la sorpresa del que mira.

 
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