EDAD DEL BRONCE

Gran parte de los asentamientos humanos que conocemos de esta época pertenecen a la denominada Cultura de las Cuevas, fenómeno caracterizado por la escasa evolución del utillaje y la poca permeabilidad a las influencias externas. Los testimonios materiales más abundantes son las cerámicas de formas globulares y, en general, de superficies lisas.

Otro tipo de asentamiento es el ubicado en zonas abiertas. Posiblemente estén relacionados con él los denominados “hoyos de ceniza”, depósitos de diversos tipos y tamaños excavados en el suelo que se rellenan con ceniza y materiales muy diversos, como cerámicas, restos de fauna, útiles líticos y metálicos, etc. Se suelen localizar en zonas abiertas cercanas a las cuencas de los ríos. Son varias las hipótesis que se han planteado acerca de la funcionalidad de estos hoyos: basureros, silos, enterramientos, fondos de cabaña, etc.

Entre los hoyos de ceniza que se han encontrado en la provincia de Burgos, hay que destacar los de Villargámar, dentro del propio término municipal de la capital. De este yacimiento procede la base de un gran recipiente de cerámica en la que apareció una interesante impronta de cestería. Y es que no es muy frecuente encontrar este tipo de improntas en las etapas prehistóricas. La de Villargámar se debió realizar al tomar como soporte el elemento de cestería para ir levantando sobre él la vasija.

La metalurgia del bronce está representada en el Museo de Burgos por un buen conjunto de piezas. Del Bronce Antiguo (2.000-1.600 a.C.) son los dos puñales de lengüeta procedentes de Villalmanzo y del Cerro de San Miguel, y al Bronce Medio (1.600-1.250 a.C.) pertenece la magnífica espada plana aparecida en Santa Olalla de Bureba, para la que se propone una cronología que se aproxima al 1.500 a.C.

Pero el momento de mayor expansión se alcanza en el Bronce Final (1.250-750 a.C.). Los hallazgos más representativos son los depósitos de bronces de Huerta de Arriba y Padilla de Abajo, formados principalmente por hachas, lanzas tubulares, puñales, brazaletes y navajas de afeitar, lo que ha hecho pensar a varios autores en un significado social de estos depósitos, que constituirían el ajuar de individuos pertenecientes a algún tipo de élite o minoría destacada.

En cuanto a la orfebrería de esta época, cuenta con una pieza muy singular, el remate de un collar macizo o torques de oro procedente de Castrojeriz, en el que destaca la hermosa decoración a base de triángulos incisos rellenos de líneas que presenta su extremo.

Por último, hay que señalar que, desde el año 1999, se está excavando sistemáticamente el yacimiento de El Mirador, una pequeña cavidad que se abre al sur de la Sierra de Atapuerca en la que se han documentado varios niveles correspondientes a la Edad del Bronce. Los materiales más abundantes que han aparecido en este prometedor yacimiento son las cerámicas, predominando las de formas simples y superficies lisas.

Los materiales cerámicos procedentes de El Mirador que se encuentran depositados en el Museo de Burgos corresponden sin embargo a una intervención llevada a cabo en 1970. Se trata de tres fragmentos cerámicos de considerable tamaño y con diversas decoraciones que pertenecerían a recipientes de gran capacidad.

Materiales arqueológicos de "hoyos de ceniza" Impronta de cestería (Villargámar) Puñales de lengüeta (Villalmanzo y Cerro de San Miguel)
     
     
     
Espada plana (Santa Olalla) Depósito de bronces de Padilla de Abajo Remate de un torques de oro (Castrojeriz)

Licencia de uso. Diseñado por Stylos.es - Diseño web